Kosai Sekine. Dame 5 minutos.

Hay un señor que se llama Kosai Sekine y que se dedica a hacer cortos, vídeos musicales y anuncios de televisión, que quiero acercar a este blog.

Después de ver alguno de sus trabajos puedo afirmar sin ningún miedo a equivocarme que señores con neuronas frescas y libres son capaces de contar en cinco minutos más y mejores historias que señores con neuronas miraombligos que solo piensan en hacer caja, con dos horas y media de metraje y tropecientos millones de dolares de presupuesto (aunque después los recuperen y con grandes ganancias).

Me encantaría que este tío siguiera haciendo cosas, aunque no tengo muy claro si prefiero que continúe creando estas pequeñas obras de arte en forma de corto o anuncio, o que se curre un largometraje porque pudiera ser que perdiera la frescura que derrocha en el formato de tiempo escueto. Aunque quizás mereciera la pena intentarlo; yo iría a ver esa peli.

Unos ejemplos de cine corto:

The Lovely Bones. Falso telecine.

El otro día vi la película de Peter Jackson «The Lovely Bones», y voy a aprovechar que tengo este blog para hablaros un poco sobre ella. Probablemente más de uno ya la hayáis visto porque tuvo algo de éxito y es bastante reciente (del 2009) pero puede ser que haya alguien no la conozca o que por alguna extraña razón tenga curiosidad por saber si a un servidor le gustó o no. Y aunque para esta tarde había planeado pasármela entera planchando una montaña de ropa que he ido acumulando durante algún tiempo, voy a invertir ese valioso tiempo en escribir la reseña de una película que captó mi atención. No es que sea flojera, es que hoy me siento creativo. Mañana plancho.

La venta de música y las descargas de internet; como lo veo yo.

Después de estar unos días leyendo opiniones, ver las noticias sobre el tema y dejar pasar el tiempo para ver como terminaba todo esto del manifiesto y la ministra, voy a hacer un esfuerzo reflexivo por mi parte e intentar dar mi opinión sobre este asunto.

Empecemos por el principio.

Erase una vez un mundo triste y cruel en el que un chaval de diecisiete años solo tenía acceso al mercado musical de alguna de las siguientes formas:

1. Encendiendo la radio y tragándose lo que ponían en los cuarenta principales o similares para solo oír música comercial; aunque en muy pocos casos había programas semanales en los que se podía escuchar algo distinto.
2. Ahorrar para poder gastarse de dos mil a tres mil pelas en un CD con una casi siempre poco cuidada edición, de un grupo de conocías de haberlo oído por la radio.
3. Rezar para que algún colega, amigo de colega o amigo de amigo del primo del colega se comprara un disco, y que después de un par de semanas de ruegos y olvidos susodicho colega te pasara una copia en cassette (era impensable hacer una copia de CD).

En este mundo del pasado y que todavía perdura en los dos primeros puntos, cuando comprabas un disco u oías una canción por la radio se activaba un mecanismo en el cual se generaban beneficios que se repartían entre distribuidores, productores, sociedad de autores y por último el artista que es el que más ruido hace pero es el que casi siempre menos se lleva.

Manifiesto “En defensa de los derechos fundamentales en internet”

Desde este pequeño blog quiero poner mi pequeño granito de arena.

Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de Internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que:

La Alhambra de noche

De noche todo cambia. Te puedes dar un paseito de día por una calle cualquiera y pasar unas horas más tarde siendo ya de noche y tener la impresión de que jamás has estado allí antes, pero no por los comercios cerrados, la ausencia de gente por la calle, o los adolescentes haciendo botellón en la plaza, es más bien por como la luz natural es sustituida por la artificial luz amarilla-anaranjada de las bombillas de las farolas. La luz y la ausencia de ésta hace que encaremos un espacio de forma diferente, quizás todo venga del miedo ancestral que tenemos los animales diurnos a lo que se puede esconder entre las sombras, aunque en esta ocasión no me refiero al miedo o a la precaución, me refiero a una sensación muy diferente.

Hace ya algún tiempo tuve la oportunidad de visitar la Alhambra de una forma diferente a como lo había hecho antes, en lugar de ir de día como es lo normal, hice la visita nocturna.

El palacio de la luna: Terminando lo comenzado

Después de haber dejado pasar demasiado tiempo, pocas ganas de leer, ajetreos varios y no se si algo más, he terminado «El Palacio De La Luna» del señor Paul Auster. La tardanza en acabarlo no ha sido porque el libro no sea bueno sino porque he atravesado una etapa en las que a uno no le apetece leer (ni escribir en el blog. Perdón).

Como lo prometido es deuda voy a daros mi humilde opinión sobre esta novela.

El libro en sí no está mal, es más, lo recomiendo. Trata sobre el crecimiento personal del personaje principal, Fogg, y de cómo los acontecimientos van forjando su carácter motivando una forma de actuar bohemia y algo autodestructiva. Durante toda la historia mantiene un tono irónico y parece querer mostrar al lector que todo lo que ocurre en la vida no es más que serie de azarosas casualidades amargas en mayor o menor medida.

En algunos momentos parece que tiene un punto didáctico en donde te enseña como se ha de escribir un libro, deja que el lector intuya que la vida de un escritor tiene que estar llena de vivencias y desdichas para poder hablar de sentimientos con conocimiento de causa, que para abordar un tema hay que documentarse bien, o incluso avisa de la necesidad de ser conciso en las descripciones para no aburrir al personal.

A mi punto de vista Paul Auster tiene un estilo peculiar, primero anuncia lo que va a pasar al final y luego relata como llegó a ese fin del que ya te ha avisado. Ya es el segundo libro que leo de él y cuando leí el primero (Un hombre en la oscuridad) pensé que usaba ese estilo solo en ese libro pero después de terminar este vi que es su forma de escribir.

El palacio de la luna me dio buena espina al principio (como ya conté en el post primo de este) y al terminarlo lo puedo confirmar, aunque en algunos momentos se espese un poquitín (pero pasan rápido y con agilidad).

Misses, el bisturí me corta

No tengo nada en contra de los concursos de belleza, pueden llegar a representar el trampolín para alguna chica que quiere llegar a ser modelo, actriz o salir-por-la-tele y ganarse la vida con ello, pues no está la vida como para cerrarnos puertas y ni mucho menos las que nos gustan, pero… ¿la belleza es algo propio de cada persona o algo adquirido? Lo digo porque el otro día me enseñaron las misses que se presentan a un concurso de belleza de por estos andurriales y da la impresión de que alguna que otra (no todas) está un poco tocada por el bisturí en su rostro y que su talla de sujetador ha aumentado neumáticamente.

¿Aquí se le deberia de dar el premio a la chica o al cirujano? no lo tengo muy claro y me hace plantearme hacia donde camina nuestro ideal de belleza, porque parece que hay alguien que está empeñado en que las chicas «guapas» tengan todas la misma cara y estén superdotadas de silicona.

Si, me gusta lo natural, pero es sólo una opinión personal.

A dónde vamos a ir a parar, pordiospordios…

Mine Kawakami, o de como los pianos hablan

Un día de febrero a las siete y pico de la tarde iba yo escuchando mis emepetres en el autobús urbano cuando se me ocurrió poner la radio del reproductor, y pasando de una emisora a otra di por casualidad con un piano sonando, pero no era solo un piano interpretando una melodía, era mas bien que el piano me estaba describiendo en el idioma de los pianos un lugar en el que me gustaba estar.

Se trataba del programa radiofónico «Gomaespuma» en el que estaban dando a conocer a la solista de piano Mine Kawakami interpretando un corte de su disco «In The Forest». Estaba promocionando uno de sus denominados «conciertos del sueño» en los que se entregaban a los asistentes un futón y una almohada para se tumbasen y se pusieran cómodos mientras Mine interpretaba alguna de sus composiciones. Lo del sueño era porque más de uno se quedaba zzz por un exceso de relajación, cosa que lejos de molestar a la interprete, esta se lo tomaba como un éxito por haber proporcionado relax a su público, aunque fuera en una dosis excesiva.

Casi milagrosamente pude encontrar en El Corte Inglés el «In The Forest» que creo que es el único que tiene publicado en España y montarme una sesión privada de concierto del sueño. Lo recomiendo.

Esta japonesa de Nagoya se ha formado como pianista viajando por medio mundo, tomando influencias por donde pasa para luego trenzarlas en sus propias composiciones, dotándolas de una capacidad descriptiva que te hace pasar de la delicadeza de su Japón natal pasar por Alemania, nuestra España y llegar a la Cuba más salsera. Esta puede ser la forma más económica de hacer turismo musical.

Para quien quiera saber mas aquí teneis su website en perfecto japonés y su Myspace.

Museo Picasso, Málaga

Hace unos meses tuve la oportunidad de pasar un día en Málaga y pude visitar entre otras cosas el Museo Picasso. Al principio no me hacia mucha gracia pasarme la tarde mirando cuadros pero como casi siempre me acabaron convenciendo.

Se encuentra situado en el casco antiguo de Málaga, concretamente en la calle San Agustin que no está muy lejos de la catedral. Los alrededores del museo tienen el ambientillo típico del centro de una ciudad turística, tomado al asalto por una legión de turistas que impregnan el aire de la añeja alegría del que se levanta por la mañana para pasárselo bien y disfrutar de los tópicazos del lugar que visiten y no hacer lo mismo que los trescientos y pico grises días que llenan un año.

No tenia ni idea de lo que me iba a encontrar, salvo que estaría lleno de cuadros de Picasso, pero nada mas llegar me llamó la atención tanto  el contenido como su contenedor.

After Dark; traveling on the road. Thanks mr. Murakami

No hace mucho tuve que hacer un viaje en autobús bastante largo, suelo hacerlo con frecuencia y ya se de sobra a lo que me enfrento: al menos diez horas sin nada que hacer con el solo aliciente de mirar por la ventanilla y ver como pasan las cosas, casas, vidas-ajenas y clubs de carretera a una velocidad estimada de 100km/hora. Esto al principio es interesante y te proporciona tiempo para dar vueltas a tus asuntos  pero mirar por la ventinilla pierde su encanto a partir de la tercera hora y  pasarte un día entero rumiando pensamientos no es sano.

Por ello los viajeros de larga distancia somos previsores y solemos ir preparados, vamos equipados con reproductores de música, alguna revista sobre la ultima afición que acabamos de descubrir, prensa banal sobre banalidades rosas, periódicos que van a ser leídos y releídos en varias ocasiones, librillos de crucigramas y autodefinidos con su correspondiente bolígrafo, consola portátil para distracción de adolescentes o treintañeros sin prejuicios, y algún libro que casi siempre es el que está de moda.

Para mi último viaje yo opté por un libro que tenía en la estantería de casa y estaba deseando leer, era After Dark de Haruki Murakami.